Abrázame los huesos, como si intentases impedir que un edificio se derrumbe.
Quédate, atándote con tus manos en mis manos.
Cántame cualquier canción a la boca.
Acércate, hasta hacer de la distancia un número negativo.
Porque es domingo, y me siento triste.
Me siento como que he vuelto a terminar una semana sin empezar otra vida.
Y algo parada cedíéndole el paso a la tristeza.
Y sigo pensando en olvidarme de todo en el intento.
Pero se me da fatal curarme las heridas de las que no hablo.
Así que ven, porque es domingo, y no encuentro la salida.
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