Derrame mil y una lágrimas imparables que hicieron viajes secretos en busca de tu presencia. Muchas noches me hice poeta solo para ti. Incluso mis sentimientos, maltratados por la trama, se convirtieron en tus esclavos. Solo para conservar este amor podrido de esperanzas sin sentido ni razón. Mi cuerpo, mi alma, quedaron vacíos ante este derrumbamiento sensiblero.
Creí que tú tenias la culpa del interminable sufrimiento que afligía. Ahora se que yo soy la única que perdió la razón por un capricho insatisfecho.
Puedo demostrarte que solo le vendí mi tiempo a esta paranoia llamada desamor, pero también puedo decirte que nunca me quisiste.
El abrazo de tu recuerdo ya no me acoge...
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