Hablo de traerte el desayuno a la cama, sin salir de ella. De dejarnos de historias y empecemos la nuestra. Hablo de emborracharme de ti. De ahogarme en los océanos de tus ojos y salir a flote cuando tus ojos están en tierra firme. De comernos el mundo (o comernos nosotros). Hablo de irnos a la cama temprano y despertar tarde. Hablo de un nosotros que no somos. Supongo, hablar de ti se ha convertido en rutina. En esa jodida rutina.
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